miércoles, 25 de noviembre de 2015

New life (Capítulo VI)

Capítulo VI

- Trescientos veintiocho, escuadra trescientos veintiocho. - anunció el oficial observando el cadáver de su compañero. - Necesito inmediato socorro y refuerzo. -
- Trescientos veintiocho, socorro alertado… la escuadra trescientos uno está a veinte minutos de ustedes. - comunicó la voz en la radio.
Cerró la llamada y observó por última vez a su amigo más querido. - Ahora es mejor que regrese… -
Un ruido repentino lo sorprendió a su espalda, se volteó e empuñó inmediatamente su pistola. El arma se deslizó de su mano y tintineó al suelo, él empezó a jadear como un pez fuera del agua y sus ojos desconcertados persistieron fijos delante de una sombra oscura.
Tres dedos habían sido clavado en el interno de su garganta, propio donde estaba su, poco visible, manzana de Adán. Una infinidad de sangre fluyó sin frenos de su garganta y pintó los tres dedos huesudos, casi más allá de aquella mano.
El hombre sin identidad meneó divertido sus dedos en el interior de su cuello y saboreó la mirada horripilada del oficial, ya cociente de su destino. Prosiguió a solazarse hasta que imprevistamente agarró la piel desde el interno. El dolor estaba llegando a un umbral nunca vadeado antes, la claridad del pobre policía vio miles de luces inexistentes y su cuerpo ya había abandonado cada mínima energía. Empero, no era nada comparado a la acción futura de aquel hombre.
Le mostró otra vez su maniática y divertida sonrisa, inseguro que pudiera ser apto de verla, y se lamió el labio superior, luego movió también la otra mano y la insertó junta a la otra. Aferró la piel opuesta y con golpe violento y repentino las dilató como si abriera una ventana, dejando dos gruesos colgajos de piel en ambos lados.
Una vez retirado las manos el oficial se desmoronó al suelo, la sangre desbarató afuera de su cuello y a pesar de eso siguió vivo; si antes respiraba con dificultad, ahora era solo un milagro. Solo un hilo de aire conseguía aún circular en el interno de su cuerpo, nada más, el resto estaba en la mano del dolor inconcebible que probablemente había perdido eficacia.
El hombre se agachó y cogió la pistola que había caído, la apuntó a la cabeza del oficial y lo miró.
- ¿Dónde está el placer de usar un arma de fuego? - le dio la espalda y lo dejó drenarse en una lenta y agonizante muerte.
- Refuerzos en quince minutos. - debutó la radio.
- Al parecer, tendré que darme prisa. - observó la casa de los Long y arrojó el arma. - Empecemos por la mujer. -
Retrocedió de algunos pasos hasta que su cuerpo fue completamente absorbido por la oscuridad, desapareciendo por ultimo su sonrisa excitada.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

New life (Capítulo V)

Capítulo V

- ¡Señor Long! - gritó el oficial. - ¡Señora Long! - 
Alicia se despertó asustada y se extendió hacia adelante, su corazón palpitaba violentamente y su mente estaba aún aturdida por el sueño. Escuchó de nuevo la voz del policía y se volteó rápidamente a su marido sacudiéndolo vigorosamente.- Peter, Peter, ¿escuchaste? - prendió la lámpara de su mesita de noche.
Con leve murmurio abrió los ojos y la miró. - ¿Qué? - preguntó con voz ronca.
- ¿No escuchaste? - señaló las escaleras con un gesto de la cabeza.
Peter se quedó en espera, luego de algunos segundos la voz del oficial retumbó nuevamente y una densa luz penetró poco a poco en el cuarto.
- ¿Qué pasa, agente? - interrogó Peter incorporándose.
Apresuradamente se puso los pantalones y se fue en contra del oficial armado de pistola y una linterna sobre de ella, la cual emanaba aquella fuerte luz azul que revestía las paredes de la casa con inquietantes sombras.
- ¿Novedades? - preguntó Peter preocupado.
- ¿Están todos bien? - respondió.
- Sí, ¿por qué? - se alarmó aún más.
- ¿Han visto a alguien en la casa? - 
- No, agente, ¿qué está sucediendo? - tronó Peter.
- El intruso volvió… mi colega está muerto. - bajó la mirada por algunos segundos. - Encontré la puerta abierta y pensé que había entrado. Revisé abajo, pero nada, por lo tanto… -
- ¿Está arriba? - susurró Peter terminando la frase.
El oficial asintió.
- ¿Alicia? - la llamó Peter subiendo las escaleras.
- ¿Qué pasa? - preguntó al ver su marido entrar en el cuarto seguido por el oficial.
- Permanezca en el cuarto con su esposa y su hijo, por mayor seguridad enciérrense a llave. - ordenó. - Yo controlaré este piso y luego pediré a la central una ambulancia y refuerzos, ¿están de acuerdo? -
- De acuerdo. - respondió Peter.
El oficial prosiguió hacia el cuarto del hijo de los Long mientras Peter cerró la puerta y la selló a llave. Se sentó al lado de Alicia y ella, preocupada, lo miró en espera de alguna explicación.
- Entonces, ¿qué está pasando? - insistió indignada por ser dejada a media luz.
Peter la observó. - Bueno… ese hombre ha aparecido otra vez y… y ha matado al otro agente, ahora probablemente está en nuestra casa. -
- ¡Dios mío! - se llevó la mano sobre la boca.
- No te preocupes, todo irá bien. - la aseguró abrazándola. - Llamará los refuerzos, lo capturarán. -
Se quedaron sentados al lado de Timmy de cual sueño no había sido violado y con el oído hacía el externo seguían los pasos del oficial que se mudaba de cuarto a cuarto y recorría con diligencia su interno. No obstante los pasos del policía eran los únicos ruidos que se levantaban en la casa como el chasquido de un lavabo que gotea.
Al fin un rayo de luz azul pasó debajo de la puerta y no prosiguió más de diez centímetros de ella, la luz se topaba con la amarilla de la lámpara, pero salía bien ganadora y permitía que la sombra del oficial se adentrara en el interno hasta donde le era admitido.
- La casa está vacía. - anunció. - Me encamino al auto. -
- ¿Y nosotros? - preguntó Alicia.
- Yo creo que sea más seguro para ustedes si se quedan acá, ¿Tienen un celular o un teléfono? - averiguó.
-Sí. - asintió Peter mirando la mesa de noche al lado derecho de la cama.
- Perfecto. Si no vuelvo en cincos minutos vuelven a llamar a la central y describan lo que ocurrió. - ordenó.
- De acuerdo. - confirmó Peter.
Los pasos del oficial se desvanecieron poco a poco en el silencio de la noche y pronto en la casa se quedó solo la familia Long. Peter se levantó y se colocó a la ventana sur del cuarto y aguzó la vista hacia la oscuridad en busca de cualquier movimiento que pudiera percatar. La misma acción la copió para la segunda ventana e hizo ida y vuelta cada quince segundos.
A la cuarta acción algo llamó su atención y como una bicicleta sin de frenos se dirigió a la puerta.
- Lo vi, es él, tengo que advertirlo. Cuando acabe de salir, vuelve a cerrar. - dijo austero.
- No, espera… es muy peligroso. - se interrumpió, ya se había disuelto en la oscuridad.
Se levantó y corrió hacia la puerta, la cerró, pero no tranquila la obstáculo con un grueso mueble y encendió todas las luces del cuarto, después regreso junto a su hijo. El brusco y repentino movimiento de la madre lo despertó y abriendo sus pequeños ojos soñolientos la llamó con voz penetrante.
- Estoy aquí, cariño. - le acarició la frente.
- ¿Dónde está papá? - preguntó, su tono estaba complacido como si lo que había sucedido hubiera encontrado su rincón en los lugares más profundos de su subconsciente.
- Se fue un momento abajo. - respondió omitiendo cada detalle.
- ¿Y por qué bloqueaste la puerta? -
- Eso… fue idea de papá, quería que nos quedáramos a salvo… - le dio un beso en la frente. - Deberías todavía dormir, mi creatura, es temprano para estar despierto. -
- Se me quitó el sueño. - la contradijo con un minúsculo bostezo.
La madre sonrió. - Bueno, entonces te cantaré una de mis canciones de cuna. -
- Pero, mamá… ya no soy un niño, no me hará dormir. - la desmentí.
Alicia lo ignoró y empezó a cantar. Su delicada y cándida voz envolvió el cuerpo del pequeño Timmy como una manta caliente y, al contrario de lo que había negado, sus parpados iniciaron a declinarse; un segundo después su respiro se había vuelto a ser mas profundo.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

New life (Capítulo IV)

Capítulo IV

Sus respiros se levantaban ruidosamente y suavemente en el aire como único ruido que profanaba ese silencio nocturno. Entre las dos respiraciones tranquilas y flemáticas, había una inquieta. Obviamente era del pequeño Timmy.
Quizás cuales horribles sueños fructificaba su mente violada por aquel terror experimentado y para empeorar las cosas tenía que volverlo a revivir eternamente en aquellas pesadillas donde el tiempo cesaba de existir. Sus padres yacían a su lado con el rostro hacía él, asimismo, por si acaso tuviera que sufrir un rudo despierto, hubiera encontrado rápidamente conforte en una de las caras familiares ellos.
La armonía que se rodeaba en el alrededor de Peter y Alicia parecía materializarse por la seguridad que los dos agentes apostados fuera de la casa emitían. Ellos ocupaban su tiempo departiendo de cualquier cosa que atrajera su atención como un gato recién nacido y saboreando un café amargo.
- No creo que se hará vivo por esta noche, no debe ser tan estúpido. - entabló el primer agente bostezando.
- No hay que subestimar la ingenuidad de las personas. - afirmó el segundo rascándose los largos bigotes a manubrio.
- Me quedé muy impresionado de esas lesiones. Otra obra de esos perversos psicópatas. - comentó con disgusto. - Hacer eso a un niño. -
- Si le sucediera algo a mi hijo, ley o no, le plantaría una bala directamente en su frente. - apretó la mandíbula.
- Estoy de acuerdo contigo, a veces creo que sea la única verdadera justicia. - degustó otro sorbo de café y su garganta se estremeció de tanto fervor.
Sin darse cuenta de ser observados seguían concordando con sus argumentos, mientras una silueta eclipsada por la oscuridad se aproximaba silenciosamente hacia ellos. Estaba tan cerca que podía oler el aroma que emanaba el café casi al termine y oír sus discursos de la condición crítica del mundo.
Sus pasos se mantuvieron taciturnos como si estuvieran suspendidos a pocos milímetros del asfalto y su tranquilidad y lentitud para moverlos eran tan pronunciadas que hubieran impacientado la persona más calma de este planeta.
- ¿Cómo fue la recita de tu hijo ayer en la noche? - investigó el oficial privo de pelusa en la cara.
Se rio haciendo casi oscilar sus largos bigotes a manubrio. - Nos ha sorprendido a todos. - le contó. - ¿Quién hubiera pensado que tenía esa dote? -
- Me imagino que lo habrás premiado como deberías. - comentó el colega.
No consiguió ninguna respuesta confirmativa entonces se puso a reír con fuerza, seguro del motivo de aquel silencio. Pero se equivocaba.
Se volteó hacia él. - No has pensado… -
La frase se desgarró en sus labios y su mente no pudo expresar otros pensamientos fuera de lo que sus ojos desconcertados y aterrorizados veían. La mirada de su colega estaba perdida en el horizonte, sus párpados estaban cerrados por mitad como si hubiera dos dedos invisibles que impidieran su bajada por completo y la cabeza estaba levemente curvada hacia adelante.
- Oye, ¿Estas bien? - averiguó. 
Extendió su mano hasta su hombro y lo sacudió con gentileza, aquel ligero temblor fue suficiente para que la cabeza cediera hacia adelante por completo, inclinándose hacia la izquierda. Lo que vio le dio una respuesta perturbadora: no, no estaba bien, estaba muerto.
Un destornillador había sido implantado sordamente en la sien de su cabeza y un hilo de sangre rojiza goteaba de ella. Al ver a su compañero asesinado inesperadamente un reflujo ácido se hizo camino desde su estómago y alcanzó su garganta, pero un fuerte sentido de responsabilidad tuvo mayor circulación en su interno y aplacó la continuación de la regurgitación.
Llevó su mano rápidamente al cinturón y agarró la pistola, salió del auto y consideró con mucha atención cada presumible movimiento que pudiera avistar. Movió velozmente su mirada a la casa de los Long y en aquel momento advirtió la puerta principal entreabierta. Se precipitó hacia la casa.
Mientras tanto el sueño de los Long perseveró imperturbable y sus respiros continuaban a pasear en su habitación, lo que había sucedido en el externo había sido tan silencioso que también el movimiento de un caracol sería sido más fácil de percibir.
No habría durado por mucho. Alguien apareció en el umbral del cuarto y divertido observaba sus rostros serenos, incluso finalmente el de Timmy. Dilató su enorme sonrisa.
Alargó su paso y sigiloso como el aire se adentró en la habitación dirigiéndose a Alicia, la cual ya no estaba en la misma posición antecedente, pero estaba echada de espaldas. Más se acercaba más oía su respiro divulgarse, su rostro era cándido como el de un bebé recién nacido y sereno como si ella se hubiera refugiado en un mundo desprovisto de malicia.
Extendió sus huesudos dedos y dibujó el contorno de su cuerpo sin tocarlo, para luego retirarlos cuando llegó casi a tocar su cara. Inclinó hacia adelante su busto y aproximó su cara no clara hacia la de Alicia, olfateando el olor que emanaba. Estaba frente a ella, pocos centímetros los separaban, sus respiros se cruzaban y se intercambiaban y la sonrisa del hombre era más eufórico que nunca.
Alargó dos dedos a los ojos durmientes de Alicia y acercó sus afiladas uñas a los parpados cerrados. Estaba ansioso por cavar en el interior de la cavidad ocular y percibir el ojo destrozarse en sus dedos, despertarla y oír sus gritos de dolor. Se lamió sus labios y siguió hacia tocarlos.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

New life (Capítulo III)

Capítulo III (parte segunda)

Pasos inquietos y rumorosos se precipitaron por las escaleras a la habitación del hijo, el cual, acurrucado en el suelo, tosía violentamente en la busca de oxígeno.
- Timmy, me pareció escucharte gri… ¿Qué te pasa? - corrió hacia él siguiendo su respiración jadeante y se arrodilló al lado de él.
Tosiendo y asfixiándose con sus propias lagrimas resolló: - Me… me estaba sof… sofocando. -
- Por el amor de Dios! ¿De qué hablas? ¿Quién? -
- El hombre… el hombre negro. - era lo que la mente de Timmy había realizado.
- ¿El hombre negro? - exclamó la madre. - Pero, mi amor, no existe. Ya te contamos la verdad. -
En ese momento la luz volvió y Alicia pudo ver con sus propios ojos desconcertados y aterrorizados lo que su hijo afirmaba.
- ¿C…? ¿Cómo conseguiste eso? - acercó con cautela las manos a un enorme signo bien marcado en su cuello.
- Te lo dije… el hombre negro. - respondió llorando. - Estaba… estaba oscuro y él apareció… - la frase fue interrumpida por sus sollozos mientras sus pulmones parecían haber recuperado el oxígeno perdido.
Otros pasos subieron por las escaleras y se dirigieron a ellos.
- Que maldita puertita, se había bloque… ¿Qué ha pasado acá? - se alarmó encontrándoles en el suelo.
La madre tomó al niño inundado de lágrimas en sus brazos y se dirigió a su cuarto pasando al lado de Peter, advirtiéndolo que tenía que llamar inmediatamente la policía. El marido confundido preguntó explicaciones y su esposa le mostró la ingente lesión que tenía diseñado en su cuello señalándole que alguien se había introducido en la casa.
Peter se disparó preocupado hacia él, pero luego se detuvo y, aferrando un cuchillo con el cual había abierto las cajas, salió del cuarto. La mujer dejó con cuidado su hijo encima de la cama y, quedándose a su lado, tentó de tranquilizarlo, mientras tanto oía de lejos la voz de su marido que hablaba por teléfono con la policía, instándole a enviar a alguien tan pronto como sea posible.
Timmy se quedó traumatizado y esto era confirmado por su duradero temblor corporal y perennes sollozos, pero las reconfortantes caricias de la madre acompañadas de una dulce canción en parte lo calmaron y lo hicieron dormir en sus brazos.
Después de unos minutos Peter se precipitó en su cuarto con una bolsa de hielo y agobió su esposa con miles de preguntas, mirando la lesión del hijo. Su mujer lo miró con ojos tristes y en punto de llorar.
- Él dijo que apareció un hombre y… y… - su llanto rompió su voz mutándola en un tono ronco. - Y lo estranguló… Dios, mira que signo. -
Peter se acercó a ellos y se arrodilló en el suelo. Con una mano agarró la de su esposa y en silencio acarició la cabeza de Timmy perdiendo sus dedos en su cabello, en seguida posó suavemente la bolsa de hielo en su cuello.
- Pronto la policía estará acá, ese infame será atrapado. Revisé tanto arriba como abajo, pero no he encontrado a nadie. Seguro que huyó. - murmuró sin apartar los ojos del hijo. - También llamé a Marcus. -
Ninguno de los dos podía entender por qué alguien tendría que medirse con un niño, sobre todo con su hijo. ¿Quién podría estar resentido con ellos?
A la espera de la policía se mantuvieron a vejar sus cerebros para satisfacer una respuesta, pero ninguno se acercaba en absoluto a algo similar. Diez minutos más tarde, la policía llegó y se estacionó frente a su casa.

Peter, una vez escuchándolos, se aventajó para hacerse encontrar en el piso de abajo y abrió la puerta. Mientras el segundo oficial entraba en el interno de la casa con la pistola en la mano Peter informaba nuevamente lo que había ocurrido, entonces también el primero entró.
La casa fue inspeccionada de arriba abajo y luego se perduraron con mayor atención a la habitación del hijo de los Long. En ese instante llegó también Marcus, amigo de secundaria de Peter y médico de familia, y se precipitó sin titubear al piso de arriba.
Era un hombre con físico bastante robusto, llevaba gruesas gafas cuadradas muy vistosas y poseía cabellos voluminosos que solía llevar hacía atrás, pero por la presura de lo que había pasado no había tenido tiempo para hacerlos dignos.
Al termino de las investigaciones el segundo agente que había entrado a la casa primero llamó Peter fuera del cuarto del hijo. A sorpresa de Peter no se había encontrado nada que pudiera indicar el paso de un extraño. Ninguna irrupción había sido ejecutado y nada de insólito había sido identificado.
Preguntaron a Peter si había alguien que les tuviera en la mira y él negó como a tantas de las otras preguntas que no encontraron respuestas exhaustivas.
Peter los agradeció y los acompañó hasta el pórtico. En ese momento Marcus bajó las escaleras y se detuvo para reportar la estabilidad de Timmy.
- Afortunadamente no es una lesión grave, tendría que desaparecer con el paso de algunos días. - lo informó. - En el caso de que se presenten dolores he dejado a Alicia algunas pastillas analgésicas. -
- Gracias, Marcus. - suspiró.
- No puedo entender cómo pueden estar reñidos con ustedes, sobre todo con Timmy. - comentó afligido.
- Yo tampoco. - se frotó la cabeza. - Espero que puedan atraparlo. -
- ¿Qué han dicho? -
- No encontraron nada en la casa, se quedarán toda la noche afuera por seguridad. - explicó.
Marcus asintió con la cabeza. - Verás que todo saldrá bien, no te preocupes. - trató de tranquilizarlo poniendo una mano sobre su hombro. - Para cualquier cosa llámame. -
- Lo haré. Gracias de nuevo, Marcus. - le abrió la puerta.
- No te preocupes, amigo mío. - salió.
Antes de regresar por su esposa y su hijo controló que cada posible entrada fuera bien sellada. Fijó con seguridad las ventanas con mayor certidumbre y, no satisfecho, encerró también las cortinas impidiendo además la accesibilidad de la luz externa.
Entró en el cuarto. Timmy seguía durmiendo y de su expresión inquieta parecía que algo lo estuviera persiguiendo también en sus sueños, mientras la madre hacía de todo para apaciguar al menos su reposo de quizás alg
ún evento vehemente.
- Tendríamos que instalar la alarma, Peter. - le anunció Alicia.
- Lo haré. Mañana llamaré. - aprobó observando una vez más esa horrible lesión en el cuello.