viernes, 25 de diciembre de 2015

New life (Capítulo X)


Capítulo X

La oscuridad que yacía en aquella casa era una nimiedad en comparación a otro lugar celado de alguna parte del universo; nunca conocido y nunca atravesado por cualquier ser humano antes, por lo menos de su voluntad. Él estaba allí, sumergido por el negro más negro de las tinieblas. Peter sólo ahora se despertaba de un largo letargo.
Abrió los ojos y una oscuridad cegadora lo desorientó, haciéndole creer que fueran todavía cerrados. Se arrodilló en el suelo como un pueril que por la primera vez explora el mundo y gateó por unos metros en el vacío total.
“¿Dónde diablos estoy?” se preguntó. “Tal vez estoy soñando.” mintió a sí mismo.
Miró a su alrededor, al menos aquel fue su intención, pero cualquiera leve luz que pensó de encontrar se quedó escondida. Negro y negro en cualquier parte él mirara. Además, por alguna razón, había algo a su alrededor que le molestaba, algo de invisible a sus ojos que se escabullía detrás de él. Les podía oír a pesar de que estuvieran muy lejos, como distintos y confundidos susurros.
Se incorporó y, apreciando la sugerencia de la parte inteligente de su cerebro, se dirigió hacia la dirección opuesta de aquellas inquietantes presencias. Sus pasos estaban titubeantes ya que el temor de chocar algo era fuerte y bien justificado, pero sin ralentizar prosiguió hacia su meta invisible.
Vagó durante un tiempo indescriptible o por unos minutos, fue imposible para él percibir el pasar del tiempo en aquel lugar inhóspito, sin embargo algo de positivo le alcanzó y trajo alivio a sus ojos. Un débil rayo de luz se abrió paso de lejos a través de aquella oscuridad impenetrable y le regaló una meta concreta de lograr.
Aunque pareció muy lejos Peter empezó a correr sin la mínima intención de arrestarse, aunque si sus piernas o sus energías habrían perecido, pero solo cuando hubiera alcanzado su destino.
Sin embargo, aquella idea había parecido mucho más sencilla en su cabeza: sus doloridas piernas habían ya alcanzado el límite y aquella rendija de luz, que era su única esperanza, había incrementado de solo unos pocos centímetros. Corrió otros metros, así pensó, visto que la distancia era perceptible como el tiempo, y se paró. Estaba agotado, su respiro estaba entrecortado y sus pulmones jadeaban en busca de aire, solo su determinación permanecía de pie.
“No es posible.” gruñó en su mente, también ella agotada.
Trató de recobrar el aliento lo más rápido posible y, a pesar de que no se había recuperado por completo, siguió a correr. Después de otros metros se detuvo de nuevo y luego de un pertinente descanso volvió a partir. Por varias veces actuó de tal manera hasta que al final, con su cuerpo exhausto, llegó al punto donde aquella luz filtraba ahora más brillante.
Se desplomó al suelo, consumido por el esfuerzo y con las piernas entumecidas, y rozó aquella luz alentadora desde la cual una superficie lisia y fría entró en contacto con él. Al toque tuvo una repentina sensación familiar y un recuerdo surgió en su mente. El ultimo recuerdo antes de perder la conciencia.
“Esto… no entiendo.” farfulló.
Extendió su rostro en el gélido plano y aguzó la vista. Una vez que sus ojos si acostumbraron a la existencia de aquella débil luz amarillenta, individuó un ambiente razonablemente familiar, el cuarto de Alicia y él, y además entrevió un leve movimiento a través de la habitación.
Se concentró en ese minúsculo gesto que había llamado su atención y enfocó las imágenes a lo mejor. El cuarto estaba a lo oscuro, pero no era nada en comparación al lugar en el cual se encontraba Peter, por lo tanto su vista acostumbrada a la oscuridad más oscura que nunca había llegado en la Tierra relevó más detalle que para Alicia había sido imposible.
Dos cuerpos estaban iluminados por medio da aquella blanda luz proveniente del externo: uno estaba tendido en el suelo y el otro encima de él, que contenía cada su acción con violencia. Contrajo su frente, su esposa era aquella en el suelo, privada de toda libertad, mientras en su encima había una persona no solo familiar, pero que de alguna manera irreal él lo conocía perfectamente.
“Esto no… no es posible. ¡No!” exclamó.

viernes, 18 de diciembre de 2015

New life (Capítulo IX)

Capítulo IX

Alicia dilató los ojos y lentamente volteo la cabeza. La puerta del baño había sido abandonada y la estructura era todavía más o menos intacta. Eso le reservó un enorme terror en el cuerpo y sin pensarlo dos veces se proyectó hacia adelante.
Desafortunadamente algo frío, helado, le agarró los tobillos y la arrestó. Alicia gritó y Timmy la imitó, aferró la mano de su madre e trató de tirar con todas sus minúsculas fuerzas. Dos, cuatro, seis veces, pero nada. Su fuerza no era suficiente.
La madre abandonó el aferre de su hijo y gritó: - Corre, mi amor, busca tu padre. -
- N… no, mamá. - sus lágrimas brotaron de su mirada aterrorizadas.
- Vete, corre. - chilló absteniéndose de no llorar. - ¡Corre! -
Timmy dio sus hombros y, sollozando, bajó las escaleras desapareciendo de la vista de su madre. Con un fuerte tirón Alicia fue absorbida adentro del cuarto y lanzada en el duro piso de madera. A pesar del fuerte dolor por el golpe vigoroso, se levantó del suelo y se alejó de él en un instante.
Acercó su espalda a la puerta del baño, cuya con un fuerte crujido anunció su posición ya identificada por el hombre que la observaba desde el centro de la habitación. Inerte e inmóvil la miraba en silencio y con una loca sonrisa incitó el miedo de la mujer a prevaler en su cuerpo.
- ¿Qué quieres? - tronó Alicia.
Naturalmente no contestó. Mudo como una sombra que él era se prolongó hacia adelante y acortó la distancia que los separaba. Alicia estaba petrificada, cada musculo suyo no parecía responder a su deseo de huir y aunque hubieran respondido la única salida era la puerta, pero ya que él hombre era más cerca de ella era como entregarse a un lobo hambriento.
Mientras tanto, el hombre se aproximaba a su objetivo aterrorizado, la mujer posó su mirada en la ventana a través del cuarto y se dio cuenta de una posible ruta de escape, solo si habría jugado sus cartas a la perfección. Cuando el hombre estaba a pocos metros de ella, Alicia se precipitó hacia adelante y lo rondó pasando por la cama; una vez llegado al otro lado agarró con firmeza la lámpara de la mesita de noche de Peter y sin pararse la tiró con todas sus fuerzas.
Un gran estrépito se elevó en la habitación como muchas pequeñas campanas dejadas sonar en desorden y una multitud de fragmentos se dispersaron en el externo, brillando como una lluvia de diamantes. Se asomó. La altura no le permitía de salir indemne por lo tanto un pequeño salto habría podido ser mortal. Mientras tanto oía sin voltearse los pasos del hombre que volvía a aproximarse a ella y, a pesar de que fuera aún algo lejos, esa apatía en moverlos la ponías nerviosa.
Buscando cualquier forma de escape su ojo individuó algo de arduo. Un árbol de dos metros de distancia de la ventana parecía ser la única salida viable, algo imprudente, pero cualquier cosa para ella era una perfecta oportunidad.
Se volvió. El hombre estaba a unos pocos metros de ella y la débil luz proveniente de afuera estaba empezando a irradiar sus huesudas piernas. Una gran curiosidad para ver la identidad del hombre detuvo Alicia, pero el miedo que en el mismo tiempo circulaba en su cuerpo la hacía racional y dio unos pasos hacia él.
Rechazando su presencia avanzó súbitamente, saltó en la ventana y con el pie izquierdo dio un fuerte impulso. Extendió las manos para aferrar la primera rama, su corazón palpitó con gran frenesí y cada latido sentí que lo iba a llevar a cabo.
Durante unos segundos se detuvo en el aire, algo de gélido cercó su tobillo. Rozó la rama con sus dedos y un fuerte tirón a una increíble velocidad la tragó en la habitación, trasformando su salto obra de un sueño.
- ¡Peter! ¡Ayuda! - gritó antes de desaparecer en la oscuridad de la habitación.
Su cuerpo golpeó de nuevo el parquet, el hombre la volvió violentamente y se prolongó hacia ella. Con ingente sonrisa excitada y frente al dolor que la atormentaba, el hombre dejó que su rostro fuera inundado de la débil luz externa.
- Dime, cariño. - susurró Peter arqueando esa loca sonrisa.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

New life (Capítulo VIII)

Capítulo VIII

“Vete al baño, vete al baño.” - rogó Alicia.
Después de algunos segundos de fuerte angustia, él se movió y, desemejantemente a de lo que había esperado la mujer, se dirigió sin producir ningún ruido a la cama. A la vista de él el respiro de Alicia se agravó fragorosamente, pero afortunadamente se fijó en tiempo, posó una mano en la nariz y con el otro brazo siguió a ocluir la vista del hijo, dado que se si hubiera alarmado su escondite ya no hubiera permanecido tal.
El hombre se arrestó a los pie de la cama y en aquel momento el respiro de Alicia se hizo más trabajoso, si no más ruidoso. Estaba muy cerca, estaba segura de que la habría escuchada y además a su corazón que latía frenéticamente, ya que a sus orejas eran ruidos fragorosos.
El hombre prosiguió caminando y los ojos de Alicia se iluminaron, sin embargo era demasiado temprano para que se alivie. Él empezó a rodear la cama y no daba guiño de querer alejarse de ella.
Al pequeño Timmy le empezó a escapar el control de su coraje, reconocías aquellos pasos sin ruidos y, aunque no los veía, los oía a su alrededor. Era más que aterrorizado, el corazón estaba en su garganta, quería llorar, gritar y además huir hasta que no hubiera perdido la conciencia por el agotamiento.
La madre puso todo su ser para infundirle un poco de coraje, empero, por cuanto probara, ella también había perdido aquella intrepidez y no estaba segura que pudiera ser capaz de ayudarlo. Lo apretó afablemente a si y le acarició la frente con un caliente beso mudo. No fue eficaz, pero sosegó ligeramente sus movimientos inquietos.
Timmy percibió un fuerte calor entrar en su cuerpo, una fuerte fuente que aplacó parcialmente su indómito respiro y el latido del corazón ya no martilló así violentamente. La madre sonrió por unos segundos y en seguida se volteó en donde había dejado los pies del hombre vagabundear en la oscuridad. Su corazón explotó, ya no podía contenerlo. Aquella presencia hostil había desaparecido.
Hurgó todos los lados y aguzó la vista con gran esfuerzo, probablemente las tinieblas lo estaban ocultando, de todos modos no podía entender como había hecho para moverse sin que ella se diera cuenta. Miró en el lado de Timmy y entornó la vista.
Justo cuando estaba a punto de girarse, en una fracción de segundo, advirtió un movimiento sutil con el rabillo del ojo que reveló su posición. Por alguna razón Alicia se sentía aliviada, sabía su ubicación y esta vez no habría apartado los ojos de él ni por un instante.
Inesperadamente algo ocurrió. Su corazón volvió a latir frenéticamente, pero no eran iguales a los anteriores. Estaban agradecidos que sus oraciones habían sido escuchadas.
El baño parecía ser la meta del hombre y cuando se detuvo ante la puerta el corazón de Alicia estremeció aún más. Giró la manija, pero la puerta se quedó bien sellada. Por lo tanto empezó a patearla con fuerza brutal que resonó en toda la habitación.
Timmy sobresaltó por el repentino fragor, pero la madre se mantuvo firme. Era el momento adecuado. Gesticuló al hijo de salir de la cama, por su lado, pero Timmy negó con la cabeza, aterrorizado por aquella pretexta de la madre. Alicia lo alentó apresuradamente, el tiempo disponible para ellos era poco y cada segundo era precioso, lo aseguró que ella siempre hubiera estado atrás de él y nunca lo hubiera abandonado.
Poco convencido de aquella loca escapatoria Timmy salió de la cama, sus pensamientos estaban dirigidos a sus movimientos que tenían que ser taciturnos y no prevalecer los causados por el hombre. A su vez la madre lo siguió y silenciosamente se quedaron a observar el intruso que poco a poco derrocaba la puerta.
Por cuanto Alicia tratara de individuar algún detalle de aquel hombre la oscuridad estaba de su lado y contrarrestaba el único resquicio de luz proveniente de afuera, por lo tanto aquella persona que parecía una sombra, persistía tal.
Alicia señaló a Timmy la puerta del cuarto que había sido casi destruida, varias brechas serradas la vestían en diferentes puntos, y lo exhortó a proseguir. Escuchando la madre empezó a moverse en silencio y sin perder de vista aquella amenazadora sombra se dirigió a la salida.
El hombre ignaro de los movimientos detrás de él estaba casi al punto de erradicar la puerta del baño y su sonrisa bien acentuada confirmaba su casi plenitud. Entretanto Alicia, como había prometido al hijo, se mantuvo fielmente detrás de él, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, pero la distancia adecuada para no entorpecer sus movimientos o de él.
Llegando al obstáculo frente de la puerta, o al menos lo que quedaba de ella, los ojos de Timmy se iluminaron visto que un solo paso y habría podido huir de aquella inquietante criatura, con algo bueno de probabilidad de que no lo hubiera encontrado nunca más, salvo en sus pesadillas.
La apertura era bastante estrecha, después del acceso del hombre ella se había ligeramente cerrada y, aunque si para Timmy no era un problema pasar tal vez para la madre lo resultaba. Su minúsculo cuerpo se aproximó y domando el respiro, con un solo paso, si prolongó hacia adelante.
Estaba afuera. Una enorme liberación fue concebida por su cuerpo, aquella sensación de estar en las garras de él había casi desaparecido por completo y tan pronto como su madre hubiera salido aquella premonición hubiera prevalecido cualquier cosa.
Para que aquel se haga realidad Alicia tuvo que ponerse de perfil y, ya que no era suficiente, frenar su respiro más respecto al motivo por lo cual lo había hecho el hijo o nunca hubiera salido sin chocar la puerta y probablemente sin hacerla crujir.
Estaba a la mitad. Otros centímetros más y Timmy hubiera sido el niño más feliz del mundo, no obstante algo estaba yendo mal y él se dio cuenta. Un silencio frío descendió sobre ellos, abrazándolos como si fuera la muerte.
- Mamá… - susurró con terror. -… ya no siento nada. -

miércoles, 2 de diciembre de 2015

New life (Capítulo VII)

Capítulo VII

- ¿Cuánto se demora? - se preguntó Alicia martirizando su labio inferior.
Se alejó silenciosamente y delicadamente de Timmy y se acercó a la ventana. El pequeño Timmy no permitió de ser importunado, ya había alcanzado ese sueño intocable y por su rostro parecía que fuera en el interno de un mundo más aquieto y sereno a diferencia del real.
- Maldita sea, de aquí no se puede ver nada. - tronó asomándose lo más posible al externo, la brisa nocturna le besó su cara. - Quizá es mejor que vaya a controlar. - se dirigió hacia el mueble que hacía de obstáculo.
Pero, inesperadamente la luz desvaneció y dejó a Alicia y Timmy en la oscuridad, solamente livianas fajas de luz exterior iluminaban el cuarto. La visibilidad era casi totalmente ciega, Alicia tuvo que menear un poco los brazos para no toparse con algunos muebles escondidos.
Arribada al mueble frente a la puerta se arrestó y se quedó en silencio. Una duda surgió en su mente: ¿era una cosa inteligente ir a ver la razón del blackout? No, tal vez no lo era. Era mejor esperar algunos minutos para el retorno de Peter y diversamente hubiera llamado la policía como había referido el oficial.
- M… ¿Mamá? - sollozó Timmy.
- Estoy aquí, mi amor. - respondió prontamente la madre.
Gracias a la luz proveniente de la ventana atrás de la cama, pudo entrever su hijo sentado su ella y fue capaz de moverse hacia él. Si para ella era fácil distinguir su hijo en la oscuridad gracias a aquellos destellos de luz, desde el punto de vista un poco amodorrado de Timmy no fue lo mismo.
Sus pequeños ojos podían sólo vislumbrar una sombra negra acercarse paso a paso y su mente traumatizada no pudo hacer otra cosa que anexarla a aquel recuerdo que había casi suprimido. Sus pensamientos mudaron en varias escalofriantes sonrisas y manos huesudas que su mente transportó en aquella sombra que se aproximaba lentamente a él, sólo porque Alicia tenía temor de tropezarse con algo.
Timmy saltó en pie encima de la cama, sus ojos estaban cegados por las lágrimas y su cuerpo estaba temblando más de una hoja a punto de caer de un árbol.
- Mamá… mamá está acá. - gritó retirándose hacía la cabecera de la cama.
- ¿Quién? - miró a su alrededor.
- El hombre negro. - exclamó llorando y tratando de abrir la ventana.
- Mi amor, ¡Para! No hay nadie acá. - se lanzó hacia él.
- Está delante de m… -
La madre salió completamente de la oscuridad y su preocupado y dulce rostro hizo desvanecer cada alucinación que la mente de Timmy había hecho real, también las manos huesudas se dispersaron en el aire como humo.
- Mamá… - bisbisó con voz aguda.
Su cuerpo cesó por la fuerte tensión y se sentó en las suaves almohadas de plumas de oca. Valientemente aguantó las lágrimas que estaban listas por deslizar en su cara en cualquier momento y se frotó los ojos. La madre lo tomó entre sus brazos.
- ¿Por qué está de nuevo oscuro? - preguntó frotando su nariz húmeda.
- Se fue otra vez la luz. - explicó la madre.
- Mamá… no podemos quedarnos acá, él regresará. Tenemos que encender las luces. - tentó de levantarse, pero la madre lo cohibió.
- No te preocupes, mi amor. Papá está acá afuera con el agente, cuando vuelve hará regresar la luz. - le acarició los pelos.
- Vamos a él, te ruego, mamá. - se bataneó.
La madre observó sus heridas y entendió su terror. - Está bien, vam… -
- ¿Mam… ? -
Alicia selló la boca de Timmy con la mano, antes que acabara la frase, y miró hacia la puerta: la manija empezó a estremecer violentamente. No se había equivocada.
Se quedó en silencio escuchando el movimiento rotatorio de la manija y, mientras, cohibió los movimientos turbulentos y aterrorizados del hijo. Si más allá de la puerta estuviera su marido o el oficial no habrían vacilado en anunciar su presencia, por lo tanto se había paralizado literalmente. Su hijo tenía razón, había vuelto.
Parpadeó y se percutió. Había esperado demasiado tiempo: alargó la mano hacia la mesa de noche y cogió el teléfono. Empezó a marcar los números, cuando la manija se amansó y Alicia arrestó todos sus movimientos. Se quedó a oír cualquier mínimo sonido.
En aquel momento la puerta empezó a temblar violentamente como se tuviera vida y a Timmy le escapó un minúsculo grito agudo, mientras la madre saltó hacia atrás, dejando caer el teléfono. La puerta estremeció más y más fuerte hasta el punto de que incluso las paredes parecieron temblar, otros golpes más y la cerradura hubiera cedido como una galleta seca despedazada a la mitad.
Una idea repentina iluminó la mente de Alicia: corrió al baño, cogió las llaves y cerró la puerta. En seguida asió Timmy y se adentró debajo de la cama, donde la oscuridad era aún más patente.
La puerta se abrió de par en par y se chocó contra el mueble, la apertura concedida era mínima para impedir el paso incluso a un minúsculo ratón de campo. Un breve silencio se apoderó de ambas partes, el hombre no daba signo de insistir para abrir la puerta mientras Alicia se quedó muda escuchando cada uno de sus próximos movimientos.
La mujer tuvo la tentación de curiosear si la amenaza más allá de la puerta había renunciado a entrar, pero una inmensa cobardía y su hijo, ceñido a ella como un pólipo, se lo impedía. Pero muy pronto los fuertes latidos se levantaron de la puerta y una respuesta le fue inmediatamente dada.
Los golpes eran increíblemente impetuosos, cada de ellos un leve temblor se propagaba hacia Alicia como vibraciones que se extendían a través del parquet y algo de enorme rozaba poco a poca en su encima. El pequeño Timmy a cada golpe se estrechaba más a la matriz de la madre, escondiendo la expresión aterrorizada que tenía dibujado en su rostro.
Alicia entrevió astillas de madera desmenuzarse en el suelo y el grueso tamaño del mueble, en gran parte ocultada por la oscuridad, seguir moviéndose. Hubo un último áspero golpe y miles de astillas estrellaron en todos los lados, el mueble dejó de moverse.
Silencio. Un pie seguido por el otro se puso ligeramente en el suelo, sus movimientos se quedaron inerte.