miércoles, 9 de diciembre de 2015

New life (Capítulo VIII)

Capítulo VIII

“Vete al baño, vete al baño.” - rogó Alicia.
Después de algunos segundos de fuerte angustia, él se movió y, desemejantemente a de lo que había esperado la mujer, se dirigió sin producir ningún ruido a la cama. A la vista de él el respiro de Alicia se agravó fragorosamente, pero afortunadamente se fijó en tiempo, posó una mano en la nariz y con el otro brazo siguió a ocluir la vista del hijo, dado que se si hubiera alarmado su escondite ya no hubiera permanecido tal.
El hombre se arrestó a los pie de la cama y en aquel momento el respiro de Alicia se hizo más trabajoso, si no más ruidoso. Estaba muy cerca, estaba segura de que la habría escuchada y además a su corazón que latía frenéticamente, ya que a sus orejas eran ruidos fragorosos.
El hombre prosiguió caminando y los ojos de Alicia se iluminaron, sin embargo era demasiado temprano para que se alivie. Él empezó a rodear la cama y no daba guiño de querer alejarse de ella.
Al pequeño Timmy le empezó a escapar el control de su coraje, reconocías aquellos pasos sin ruidos y, aunque no los veía, los oía a su alrededor. Era más que aterrorizado, el corazón estaba en su garganta, quería llorar, gritar y además huir hasta que no hubiera perdido la conciencia por el agotamiento.
La madre puso todo su ser para infundirle un poco de coraje, empero, por cuanto probara, ella también había perdido aquella intrepidez y no estaba segura que pudiera ser capaz de ayudarlo. Lo apretó afablemente a si y le acarició la frente con un caliente beso mudo. No fue eficaz, pero sosegó ligeramente sus movimientos inquietos.
Timmy percibió un fuerte calor entrar en su cuerpo, una fuerte fuente que aplacó parcialmente su indómito respiro y el latido del corazón ya no martilló así violentamente. La madre sonrió por unos segundos y en seguida se volteó en donde había dejado los pies del hombre vagabundear en la oscuridad. Su corazón explotó, ya no podía contenerlo. Aquella presencia hostil había desaparecido.
Hurgó todos los lados y aguzó la vista con gran esfuerzo, probablemente las tinieblas lo estaban ocultando, de todos modos no podía entender como había hecho para moverse sin que ella se diera cuenta. Miró en el lado de Timmy y entornó la vista.
Justo cuando estaba a punto de girarse, en una fracción de segundo, advirtió un movimiento sutil con el rabillo del ojo que reveló su posición. Por alguna razón Alicia se sentía aliviada, sabía su ubicación y esta vez no habría apartado los ojos de él ni por un instante.
Inesperadamente algo ocurrió. Su corazón volvió a latir frenéticamente, pero no eran iguales a los anteriores. Estaban agradecidos que sus oraciones habían sido escuchadas.
El baño parecía ser la meta del hombre y cuando se detuvo ante la puerta el corazón de Alicia estremeció aún más. Giró la manija, pero la puerta se quedó bien sellada. Por lo tanto empezó a patearla con fuerza brutal que resonó en toda la habitación.
Timmy sobresaltó por el repentino fragor, pero la madre se mantuvo firme. Era el momento adecuado. Gesticuló al hijo de salir de la cama, por su lado, pero Timmy negó con la cabeza, aterrorizado por aquella pretexta de la madre. Alicia lo alentó apresuradamente, el tiempo disponible para ellos era poco y cada segundo era precioso, lo aseguró que ella siempre hubiera estado atrás de él y nunca lo hubiera abandonado.
Poco convencido de aquella loca escapatoria Timmy salió de la cama, sus pensamientos estaban dirigidos a sus movimientos que tenían que ser taciturnos y no prevalecer los causados por el hombre. A su vez la madre lo siguió y silenciosamente se quedaron a observar el intruso que poco a poco derrocaba la puerta.
Por cuanto Alicia tratara de individuar algún detalle de aquel hombre la oscuridad estaba de su lado y contrarrestaba el único resquicio de luz proveniente de afuera, por lo tanto aquella persona que parecía una sombra, persistía tal.
Alicia señaló a Timmy la puerta del cuarto que había sido casi destruida, varias brechas serradas la vestían en diferentes puntos, y lo exhortó a proseguir. Escuchando la madre empezó a moverse en silencio y sin perder de vista aquella amenazadora sombra se dirigió a la salida.
El hombre ignaro de los movimientos detrás de él estaba casi al punto de erradicar la puerta del baño y su sonrisa bien acentuada confirmaba su casi plenitud. Entretanto Alicia, como había prometido al hijo, se mantuvo fielmente detrás de él, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, pero la distancia adecuada para no entorpecer sus movimientos o de él.
Llegando al obstáculo frente de la puerta, o al menos lo que quedaba de ella, los ojos de Timmy se iluminaron visto que un solo paso y habría podido huir de aquella inquietante criatura, con algo bueno de probabilidad de que no lo hubiera encontrado nunca más, salvo en sus pesadillas.
La apertura era bastante estrecha, después del acceso del hombre ella se había ligeramente cerrada y, aunque si para Timmy no era un problema pasar tal vez para la madre lo resultaba. Su minúsculo cuerpo se aproximó y domando el respiro, con un solo paso, si prolongó hacia adelante.
Estaba afuera. Una enorme liberación fue concebida por su cuerpo, aquella sensación de estar en las garras de él había casi desaparecido por completo y tan pronto como su madre hubiera salido aquella premonición hubiera prevalecido cualquier cosa.
Para que aquel se haga realidad Alicia tuvo que ponerse de perfil y, ya que no era suficiente, frenar su respiro más respecto al motivo por lo cual lo había hecho el hijo o nunca hubiera salido sin chocar la puerta y probablemente sin hacerla crujir.
Estaba a la mitad. Otros centímetros más y Timmy hubiera sido el niño más feliz del mundo, no obstante algo estaba yendo mal y él se dio cuenta. Un silencio frío descendió sobre ellos, abrazándolos como si fuera la muerte.
- Mamá… - susurró con terror. -… ya no siento nada. -

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