miércoles, 11 de noviembre de 2015

New life (Capítulo IV)

Capítulo IV

Sus respiros se levantaban ruidosamente y suavemente en el aire como único ruido que profanaba ese silencio nocturno. Entre las dos respiraciones tranquilas y flemáticas, había una inquieta. Obviamente era del pequeño Timmy.
Quizás cuales horribles sueños fructificaba su mente violada por aquel terror experimentado y para empeorar las cosas tenía que volverlo a revivir eternamente en aquellas pesadillas donde el tiempo cesaba de existir. Sus padres yacían a su lado con el rostro hacía él, asimismo, por si acaso tuviera que sufrir un rudo despierto, hubiera encontrado rápidamente conforte en una de las caras familiares ellos.
La armonía que se rodeaba en el alrededor de Peter y Alicia parecía materializarse por la seguridad que los dos agentes apostados fuera de la casa emitían. Ellos ocupaban su tiempo departiendo de cualquier cosa que atrajera su atención como un gato recién nacido y saboreando un café amargo.
- No creo que se hará vivo por esta noche, no debe ser tan estúpido. - entabló el primer agente bostezando.
- No hay que subestimar la ingenuidad de las personas. - afirmó el segundo rascándose los largos bigotes a manubrio.
- Me quedé muy impresionado de esas lesiones. Otra obra de esos perversos psicópatas. - comentó con disgusto. - Hacer eso a un niño. -
- Si le sucediera algo a mi hijo, ley o no, le plantaría una bala directamente en su frente. - apretó la mandíbula.
- Estoy de acuerdo contigo, a veces creo que sea la única verdadera justicia. - degustó otro sorbo de café y su garganta se estremeció de tanto fervor.
Sin darse cuenta de ser observados seguían concordando con sus argumentos, mientras una silueta eclipsada por la oscuridad se aproximaba silenciosamente hacia ellos. Estaba tan cerca que podía oler el aroma que emanaba el café casi al termine y oír sus discursos de la condición crítica del mundo.
Sus pasos se mantuvieron taciturnos como si estuvieran suspendidos a pocos milímetros del asfalto y su tranquilidad y lentitud para moverlos eran tan pronunciadas que hubieran impacientado la persona más calma de este planeta.
- ¿Cómo fue la recita de tu hijo ayer en la noche? - investigó el oficial privo de pelusa en la cara.
Se rio haciendo casi oscilar sus largos bigotes a manubrio. - Nos ha sorprendido a todos. - le contó. - ¿Quién hubiera pensado que tenía esa dote? -
- Me imagino que lo habrás premiado como deberías. - comentó el colega.
No consiguió ninguna respuesta confirmativa entonces se puso a reír con fuerza, seguro del motivo de aquel silencio. Pero se equivocaba.
Se volteó hacia él. - No has pensado… -
La frase se desgarró en sus labios y su mente no pudo expresar otros pensamientos fuera de lo que sus ojos desconcertados y aterrorizados veían. La mirada de su colega estaba perdida en el horizonte, sus párpados estaban cerrados por mitad como si hubiera dos dedos invisibles que impidieran su bajada por completo y la cabeza estaba levemente curvada hacia adelante.
- Oye, ¿Estas bien? - averiguó. 
Extendió su mano hasta su hombro y lo sacudió con gentileza, aquel ligero temblor fue suficiente para que la cabeza cediera hacia adelante por completo, inclinándose hacia la izquierda. Lo que vio le dio una respuesta perturbadora: no, no estaba bien, estaba muerto.
Un destornillador había sido implantado sordamente en la sien de su cabeza y un hilo de sangre rojiza goteaba de ella. Al ver a su compañero asesinado inesperadamente un reflujo ácido se hizo camino desde su estómago y alcanzó su garganta, pero un fuerte sentido de responsabilidad tuvo mayor circulación en su interno y aplacó la continuación de la regurgitación.
Llevó su mano rápidamente al cinturón y agarró la pistola, salió del auto y consideró con mucha atención cada presumible movimiento que pudiera avistar. Movió velozmente su mirada a la casa de los Long y en aquel momento advirtió la puerta principal entreabierta. Se precipitó hacia la casa.
Mientras tanto el sueño de los Long perseveró imperturbable y sus respiros continuaban a pasear en su habitación, lo que había sucedido en el externo había sido tan silencioso que también el movimiento de un caracol sería sido más fácil de percibir.
No habría durado por mucho. Alguien apareció en el umbral del cuarto y divertido observaba sus rostros serenos, incluso finalmente el de Timmy. Dilató su enorme sonrisa.
Alargó su paso y sigiloso como el aire se adentró en la habitación dirigiéndose a Alicia, la cual ya no estaba en la misma posición antecedente, pero estaba echada de espaldas. Más se acercaba más oía su respiro divulgarse, su rostro era cándido como el de un bebé recién nacido y sereno como si ella se hubiera refugiado en un mundo desprovisto de malicia.
Extendió sus huesudos dedos y dibujó el contorno de su cuerpo sin tocarlo, para luego retirarlos cuando llegó casi a tocar su cara. Inclinó hacia adelante su busto y aproximó su cara no clara hacia la de Alicia, olfateando el olor que emanaba. Estaba frente a ella, pocos centímetros los separaban, sus respiros se cruzaban y se intercambiaban y la sonrisa del hombre era más eufórico que nunca.
Alargó dos dedos a los ojos durmientes de Alicia y acercó sus afiladas uñas a los parpados cerrados. Estaba ansioso por cavar en el interior de la cavidad ocular y percibir el ojo destrozarse en sus dedos, despertarla y oír sus gritos de dolor. Se lamió sus labios y siguió hacia tocarlos.

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