viernes, 22 de enero de 2016

New life (Último capítulo)


Capítulo XIII

Timmy saltó. - D… donde… ¿estás? - balbuceó.
La oscuridad era tan densa que creía tener los ojos cerrados y los movimientos seguidos por él ser fruto de su imaginación, solo aquellos ruidos inquietantes que oía parecían reales.
- P… ¿papá? - insistió.
Una presencia hostil, gélida y maligna se paró detrás de él y lo aferró.
- Estoy acá. - su sonrisa se abrió de par en par.
El pequeño Timmy gritó, gritó con toda su energía vital por largos y breves minutos encerrado en aquel cuarto donde estaba prohibido cualquier destello de luz. Mientras quizás que acciones despreciables el hombre le estuviera haciendo, el nombre de la madre fue invocado innumerables veces hacia que su voz se hizo siempre más leve, tanto que no se oyó nada más que las sirenas aproximarse hacia aquella casa donde todo había empezado.
La puerta se abrió y un rostro pagado e hilarante salió, su perturbada sonrisa y sus ojos colmados, saciados de sus acciones, fueron evidenciados por el haz de la luz externa. Con su paciencia habitual se dirigió hacia el según piso y entró en el cuarto donde había temporalmente abandonado su última víctima y se paró frente al espejo.
Un rostro desgastado, furioso y disgustado por lo que había visto hace unos minutos lo contemplaba directamente en sus mismos ojos y listo para hacer predominar su venganza. No preguntó de su hijo, estaba convencido que estuviera vivo y así sería para él. Solamente lo miró.
- Vamos, no me mires así. - sonrió. - Yo también necesito alimentarme y sus almas son exquisiteces complicadas de encontrar en mi mundo. - se lamió los labios.
- ¿Y qué esperas? ¡Hazlo! - tronó.
- Oh, no, Peter. - carcajeó. - Las almas del sexo masculino adulto no me agrada. Para ti conservo un destino diferente respecto a tus familiares y me divertiré mucho con tu vida. -
Un ruido llamó su atención y se volvió hacia las escaleras. Sonrió aún más. - Adiós, Peter. Nuestro encuentro ya no ocurrirá nunca más, pero te lo recordarás para siempre. - se rió tocando el espejo.
Cuando estaba a punto de dar un golpe al espejo, con ganas de pegar aquel rostro, los párpados de Peter fueron obligados a cerrarse por una fuerza mayor y su cuerpo cedió lentamente, deslizándose en el suelo. Mientras la oscuridad envolvía su vista observó hasta el último momento aquel monstruo y lo odió durante cada uno de ellos, hasta que su vista se apagó por completo.

Varias sirenas violaron el oído de Peter, el cual se esforzó para percibirlos, y una ligera, pero caliente luz chocó su cara despertándolo de aquel breve coma. El ambiente a su alrededor estaba confundido, anublado y su mente no conseguía aún invocar aquellos precedentes trágicos acontecimientos.
Miró a su alrededor, su expresión parecía adormecida como si su cerebro no estuviera conexo, y llevando una mano hacia la cabeza trató de sujetarla. Era pesada y parecía estar por explotar como un globo lleno de agua, algo quería salir y hacerle recordar lo que había ocurrido.
Fue en aquel momento que su ojo captó un extraño color en su mano, distinto de su piel: sus uñas, sus dedos y sus palmas estaban manchados de sangre ya no fresco. De repente la cabeza le empezó a temblar impetuosamente y varios flashback se delinearon ante de sus ojos cerrados con fuerza, con tanta violencia que la cabeza saltó cada vez que aparecía un espantoso recuerdo.
Así como había empezado terminó y sus ojos desconcertados y aterrorizado se quedaron a mirar el vacío.
Se volvió a su derecha. - A… Ali… cia… - su voz se quebró.
Estaba allí. El cuerpo frío y sin vida de la mujer que había casado, sus ojos apagados que observaban un punto invisible y su cándida piel que estaba perdiendo poco a poco su cálido color carnoso. La visión de aquella diosa privada de su inmortalidad le absorbió toda su vitalidad, cada energía. Con las flojas fuerzas que le quedaban reptó hacia su esposa, destruido y afligido, y extendió el brazo hacia ella como si pudiera ya tocarla.
Unos centímetros después la alcanzó, con los brazos temblorosos la aferró y la apretó contra su pecho, donde su corazón parecía haber dejado de latir. La besó, acarició su cara un poco helada y la humedeció con sus interminables lágrimas calientes que cayeron como lluvia de sus ojos.
Lloró, gritó y se enfureció, pero nada de lo que hacía habría servido para traerla a la vida. Quedó a su lado en silencio, sin emitir algún sonido. Nada más ocupaba sus pensamientos si no aquel sonriente rostro que siempre había querido y así quería inmortalizarla. No obstante otra cara penetró en su mente y era la de su hijo.
- ¡Por acá! - gritó una mujer. - Ayúdenme a bajar este niño, ¡rápido! -
Peter se volvió hacia las escaleras.
- Maldita sea, no respira. - voceó un hombre.
- Llegamos demasiado tarde. - comentó otra mujer.
Peter se llevó una mano en el pecho, su corazón le dolió tan fuerte que parecía querer salir y no fue capaz de respirar, como si sus pulmones habrían olvidado como se hacía.
“T… Tim…” sus lágrimas no dejaron de caer.
- Ustedes suban arriba. - ordenó otro hombre. - Busquen sus padres. -
Los pasos se extendieron por las escaleras, acercándose más y más a Peter.
Con los ojos llenos de lágrimas logró permanecer lucido y meditó: “Todos tienen mis huellas, seré juzgado culpable. Culpable de haber matado a mi esposa y a mi hijo.” se volvió hacia el espejo donde su reflejo sonrió. “Es esto que querías decir, maldito. ¿Esto sería tu diversión?” cerró la mandíbula.
Los hombres estaban casi en el piso de arriba, Peter retrocedió rápidamente y se dirigió hacia la mesita de noche de Alicia. Abrió el primer cajón y sacó unas pequeñas tijeras de uñas. Se arrodilló junto a Alicia y le dio otro beso, sin dejar de llorar.
Dos hombres irrumpieron en el cuarto y en aquel instante Peter bloqueó sus lágrimas.
- Señor, levanta lentamente las manos y dé la vuelta. - ordenó el oficial.
Peter realizó cada orden revelando las tijeras que tenía en la mano y adusto miró los dos agentes con el arma apuntada a él.
- ¡Suelta las tijeras! - gritó el segundo oficial.
Peter avanzó.
- Quédese quieto y suelta el arma. - ordenó. - No lo diré otra vez, suelta el arma. -
Peter apresuró sus pasos, apuntó súbitamente las tijeras hacia ellos y cerró los ojos.
“Espérenme.” sonrió.
Un disparo resonó en la habitación.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario