martes, 3 de enero de 2017

Carta de disculpa

No habría sido necesario llegar en esta situación para abrir mis ojos, estoy consciente de eso. Les pido disculpa, unas disculpas desde mi corazón. Lo sé, es algo irónico vista mi situación, pero soy honesto. Yo en mi vida siempre he sido una persona irascible, viciada, arrogante, ustedes lo sabían, lo veían, pero a pesar de eso seguían queriéndome. Lamento mucho que para todas las navidades me haya comportado así. Siempre he rechazado los regalos que me compraban, tanto de ustedes, padres míos, como de mis tíos y abuelos. No les puedo dar una explicación bien justificada, solo les puedo decir que tenía un pretexto un poco esnob, una concepción de valor más orientada hacia el precio que al regalo mismo.

Aun no entiendo porque, pero yo solo quería regalos lujosos, videojuegos y videoconsolas que recién salían en el mercado, cualquier otra cosa que me compraban, que me donaban, ni la miraba, ni la consideraba. He cometido muchos errores, sobre todo respecto a eso, pero ustedes también. No debían contentarme cambiando inmediatamente el regalo con el que quería o darme directamente el dinero para comprarlo. Esa fue su única culpa, así nunca habría podido cambiar. Tenían solo que quitármelos y dejarme sin nada, otros niños habrían aceptado con más amor sus dones.

Ya es tarde, lo sé, pero al fin me di cuenta. Esos regalos que para mí no poseían valor, ningún significado, ahora lo sé, no importaba el precio, debajo de esos objetos materiales solo había amor, honesto y puro amor. El afecto que ustedes tenían para mí. Lamento no haberlos agradecido como debía hacer, como se merecían.

Llegado a este punto de mi vida ni sé que hacer con todos esos regalos costosos que pululan en mi cuarto, todos esos videojuegos, esos juguetes… Como mi último acto de redención donaré todos mis juegos, todos, ni uno se quedará en esa casa, a los niños que lamentablemente no han podido pasar una navidad como la que yo repelía, que no han podido recibir ni un pequeño regalo.

No lo estoy haciendo para salvar mi vida, ya sé como terminará esto. No estoy apreciando esos regalos que debía apreciar para que suceda un milagro. Es solo una disculpa para ustedes, para mi familia. No los odio, odio solo a mí mismo. Los quiero un montón y aunque nunca se los es dicho es la verdad. 

Me lo merecía, por cuanto me pueda hacer mal, me lo merecía. Mi pobre abuelo siempre me lo decía, me había avisado, uno cosecha lo que siembra. Y es realmente sarcástico, siempre quise regalos que costaban una fortuna y acá llegamos. Necesito de un corazón nuevo, pero el trasplante es muy caro para poderlo recibir, y estamos en los días de navidad. Dos contra dos. Tal vez era solo eso que necesitaba, un corazón nuevo para poder amar los que me rodean, o más bien un cerebro nuevo.

Esta carta es probable que la leerán cuando ya estaré muerto, porque si no yo mismo me habría desempeñado para hacerle ver que he cambiado. Bueno, que más puedo decirles, gracias por todo su amor. Un día nos volveremos a encontrar, espero más tarde que temprano obviamente, y que sigan pasando esas navidades con esas risas y alegría que solía arruinar. Los quiero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario